#DENOVIOSANOVIOS


Un espacio creado con mucho amor, junto a las parejas que me eligieron para el día más importante de sus vidas. Son muchos los sentimientos que corren por su cuerpo al planear una boda. Buscamos que disfruten de esta aventura y que puedan encontrar en otras historias la energía para seguir adelante. No están solos.

El vestido de novia era uno de los elementos que más ilusión me hacía desde el momento en que nos comprometimos con Fede. Había soñado algunas veces años atrás cómo me gustaría que fuera, pero pensar en que por fin había llegado el momento de poder concretarlo me llenaba de emoción.


Si bien siempre tuve una idea clara de qué era lo que quería y que no, empezar a ver diseños por todos lados me hizo dudar un poco de algunas cosas. El vestido de novia nos define, habla por nosotras, nos permite transmitir cómo somos y nos hacen sentirnos realmente únicas en uno de los días más importantes de nuestras vidas.


Quería que fuera sencillo, diferente y fresco. Siempre me imaginé con un vestido sumamente angelical, romántico, y que a su vez me representara a mi tal cual soy, descontracturada, y a la vez intrépida. Por eso tenía claro que no iba a tener encajes ni adornos, solo gasa que pudiera flamear con osadía y libertad. El toque final se lo iba a dar un hermoso y atrevido tajo con el que siempre soñé y que iba a complementar perfectamente aquello tan delicado y angelical. Era el toque perfecto para marcar una dualidad que todos llevamos dentro.


El proceso en la confección fue sumamente disfrutable y lo viví con mucha alegría. Cada día que lo probaba sentía mariposas en la panza, y poder ir viendo cómo avanzaba me llenaba de ansiedad y expectativas.

Cuando quedó pronto y pude probármelo con el tocado y demás elementos, pude ver por primera vez plasmado en el espejo aquel reflejo con el que tantas veces había soñado y que por fin se había vuelto realidad.

El día de la boda me sentí única. Tenía el vestido de mis sueños que me iba a acompañar en uno de los momentos más inolvidables y felices de mi vida.


Lograr ese resultado en tu vestido no tiene precio. En cada prueba se manifiestan semanas, meses o quizás años de haber pensado cómo sería el vestido con el cual celebrarías algún día el amor, y cada puntada refleja el trabajo y el cariño puesto por la persona que finalmente hará realidad el vestido de tus sueños.


Maru.