Buzios & Cabo frío

Este viaje empezó gracias a una notificación. Soy de esas personas que suele actuar por impulso, y más cuando se trata de viajar. Me acuerdo clarito la notificación de promociones en Turismocity, una lista enorme de destinos, entre ellos Buzios, Brasil. Aunque parezca raro, nunca había ido a Brasil. Nunca me llamó la atención y tampoco era un destino que a mi familia le gustara. Y es por eso que me fijé en el. Como siempre hago cuando desconozco un lugar, puse su nombre en el buscador de Google y empecé a mirar fotos, foros, blogs, comentarios. Me acuerdo que los colores y los comentarios sobre la gente fueron los que me convencieron. Tenía la necesidad de volar a algún lado donde la señal sea mínima, el internet funcione mal y la gente hable otro idioma.

Le mandé un mensaje a Lucre, una amiga, y le dije "vamos?". Horas después teníamos pasaje y alojamiento en mano. Por suerte hay gente que me rodea que acompaña mis impulsos, no? En fin, meses después nos encontramos en la travesía de nuestro viaje a Brasil. Fueron ocho días hermosos. Conocimos cada rincón, caminamos, buscamos paredes, plantas, texturas y lugares desconocidos. Si bien teníamos marcados todos los puntos que no nos teníamos que perder, preferíamos caminar sin rumbo y que el camino nos sorprenda. Y así fue como nos perdimos en Cabo Frio, por ejemplo. Las dos con nuestras cámaras colgando, en el medio de un lugar desconocido y sin saber dónde se encontraba la orilla. Por dos días alquilamos un buggy, el cuál se quedo sin batería en la cima de una montañita con una vista hermosa bajo un sol pleno (van a poder encontrarla en las fotografías más abajo) No sólo cada lugar al que íbamos nos dejaba sin aliento, también la calidez de la gente y las cosas que no salían del todo bien. Porque de eso se tratan los viajes, no?

Si tuviera que resumir a Buzios en una oración, diría que tiene una diversidad de playas según tu estado de ánimo. Me encantó conocer distintos espacios en solo un par de caminatas.

Hoy, en cuarentena, logré editar estas fotos, dos años después, permitiéndome viajar con la mente y volver a vivir charlas, caminatas, lugares y experiencias.