Llegaba la fecha en la que me recibía, el nivel de estrés mental era proporcional al de cualquier persona que está por recibirse, seguramente. En el medio del caos, como para no perder la costumbre, me llega un mail de Carla de Turismocity. Parece que le hago propaganda porque ya la nombré en tres posteos, pero no, mis impulsos son gracias a esas alarmas. En fin, en toda la lista estaba este destino del cual nunca había escuchado. Jericoacoara. Lo googlié. Me enamoré. Ya había pasado año y medio de mi viaje a Buzios, mi primer contacto con Brasil. Y pensé, ¿por qué no? Me había prometido volver a este país.

Esta vez no conseguía compañero de viaje, por alguna razón los que querían no podían comprar el pasaje, les rebotaba la tarjeta o algo sucedía. Pero decidí comprar el pasaje igual y emprender mi primer viaje sola a un lugar desconocido. Mi círculo no estaba muy contento al respecto, cómo una mujer iba a viajar sola a un pueblo bastante chico de Brasil, teniendo en cuenta las diferencias de culturas y las inseguridades. Hice oídos sordos y continué con el plan. Se acercaba la fecha de mi recibida como también de mi viaje, y me agarró miedo. No se si era un miedo real, o un miedo inculcado por los comentarios externos, pero eso llevó a que invitara a mis papás a esta nueva aventura y con gusto dijeron que si. No conseguimos vuelo para ellos el mismo día que yo, pero si dos días después. Asi que emprendimos la aventura separados. Experimenté viajar sola, como también acompañada. Hace años que no hacíamos algo juntos.

No quiero hacer un resumen de lo que hice día a día porque estaría siglos, pero si me gustaría animarte a hacer este viaje de la manera que sea. Solo, acompañado, con familia, con amigos. Jericoacoara es un destino que no tiene límites. Los primeros dos días me dediqué a caminar por las playas, por las calles, a charlar con gente que estaba en la misma que yo, con mi cámara colgando. Fue hermoso. Y cuando llegó mi familia, también. Fueron dos disfrutes hermosos. Jericoacoara es un destino que realmente sirve para desconectar, para cambiar de visión con ciertas cosas, y para empapar la retina con paisajes y colores nuevos. La diversidad que hay en ese pequeño lugar, tan escondido de todo, es hermosa. Es un destino al que realmente volvería. Diez días de purificación hermosos.

Y termino con una frase del libro que leí en este viaje. "El arte de ser plenamente humano".