Cuarto día en Buzios. Nos despertamos temprano, perdimos un bondi por colgadas, yo desayuné doritos mientras esperábamos el siguiente y finalmente llegamos a Arraial do Cabo. Recorrimos un poquito, el día estaba nublado. Hicimos ranchito en una de las playas. Al lado nuestro estaba esta madre con su hijo, disfrutando libremente de la playa, cómo si fuera de ellos. Y ahí pensé: nuestro mundo es proporcional a los límites que uno mismo se pone. Y obvio que no pude negarme a retratarlos, quería recordar esa libertad tan sana y firme y hacerles un pequeño regalito.